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07. 🪲 dance, dance, dance

CHAPTER SEVEN:
dance, dance, dance

ᅳLady Gaia ha llegado, emperadores ᅳanunció un siervo.

Ella le sonrió e hizo una pequeña reverencia.

ᅳEmperador Carcalla, emperador Geta.

Geta no dejó que Carcalla abriese la boca para posicionarse en frente de Gaia y comenzar con los halagos. Primero besó su mano y empezó a decirle lo bella que era y como Roma era tan afortunada de tenerla.

ᅳEmperadores, creo que no deberíamos invadir-

Gaia levantó la mirada, conectándola con la de Acacio al momento. Los dos se quedaron parados, sin saber porque les sorprendía tanto verse el uno al otro en palacio.

ᅳGeneral ᅳhabló Gaia, notando como Geta y Carcalla habían empezado a notar algo extraño en la situación.

ᅳLady Gaia.

ᅳ¿Siguen odiándose? ᅳcuestionó Carcalla, señalándolos.

ᅳ¿Eh? ¡Oh! ᅳLos dos se miraron y rieronᅳ. Por supuesto, nunca podría llevarme bien con un asesino.

ᅳNi yo con una pacifista ᅳescupió Acacio, pero se volvieron a dirigir una mirada furtiva con una media sonrisa.

ᅳ¡Bien, pues...! ᅳcontinuó Geta, girándose hacia Gaiaᅳ. La he convocado aquí para hacerle una invitación oficial.

La cogió de las manos, besándolas y Gaia tuvo que disimular su expresión de terror. Solo se le cruzó una idea por la cabeza, pero le parecía improbable. Apenas llevaba unas semanas en Roma y la gente ya estaba cuchicheando sobre ella, no podía darles más razones para hacerlo.

ᅳ¡Un baile! ᅳexclamó Geta.

ᅳ¡Oh! ᅳdijo aliviada, con una risilla.

ᅳLlevamos bastante tiempo sin organizar uno y que mejor motivo que vuestra llegada ᅳCambió el tono de voz a uno más grave y con la mirada fija sobre ella.

Sintió también la mirada de Acacio en ella. Tenía miedo de que él la estuviese juzgando, él estaba preparado para atacar si Geta la tocaba más de la cuenta.

ᅳOh, no, no, no. No podéis hacer un baile en mi honor, Emperador.

ᅳLady Gaia, todos los bailes son en nuestro honor. Solo la estoy invitando, como mi acompañante ᅳsonrió un poco y esperó alguna reacción de Gaia, pero ella solo se quedó quieta, con la boca entreabierta sin saber como rechazar aquella aterradora oferta.

ᅳYo... ᅳempezó, pero se quedó callada al momentoᅳ. No sé si puedo, mi señor.

Bajó un poco la cabeza, temerosa de la reacción de Geta. Él le soltó las manos con una mueca.

ᅳ¿Sabe? Después de todos los regalos y halagos podría ser un poco más agradecida ᅳescupió, dando varios pasos hacia atrásᅳ. Se nota que llevas sangre de Gladiador.

Gaia tensó la mandíbula pero no le contraatacó nadaᅳ Perdone, mi señor.

Él soltó una carcajada y volvió hacia ella con paso decisivo y amenazante. Pudo escuchar como la espada de Acacio amenazaba por salir.

ᅳVendrá al baile, Lady Gaia. Quiera usted o no ᅳsentencióᅳ. Y como no aparezca, oh, créame que la irán a buscar.

Gaia tragó saliva y se quedó totalmente paralizada, incluso instantes después de que Geta ya se hubiese ido, ella seguía quieta.

Geta pasó cerca de Acacioᅳ ¿Vos vendrá, General?

ᅳNo, mi señor, tengo un ejército al que entrenar.

El Emperador no dijo ni una palabra más, ni siquiera un gesto de desprecio. En el momento que Geta salió de la estancia, Acacio fue directo hacia Gaia.

ᅳ¿Está bien, milady? ᅳTuvo el instinto de tocarle el brazo, pero se retuvo.

Ella pestañeó un par de veces y se apartó el pelo de la cara.

ᅳSí, sí ᅳdisimuló. Le volvió a mirar al momento, con una sonrisaᅳ. ¿Milady?

Los dos sonrieron y a Gaia le alivió haber desviado el tema de forma tan sutil.

🪲🪲🪲

Se miró en el espejo, estaba realmente preciosa. Una de sus damas de compañía le había peinado y había escogido un vestido granate con detalles dorados, y el mismo broche de su madre. Sentía sus manos vacías, así que fue hasta el cuarto de su madre, encontrándose con su joyero lleno de anillos, collares y pendientes de oro. Escogió varios simples, pero hubo uno que le llamó la atención. Un anillo grande, con una esmeralda y con una inscripción en el interior. Estaba un poco desgastada, pero se leía claramente Máximo Décimo. El anillo no era de su madre, sino de su padre. Le dio igual que fuese un anillo de hombre, se lo puso para esa noche y para siempre.

La llegó a recoger un carruaje, así que tuvo que dejar a Zafiro a cargo de su ama de llaves. Ella se pasó las manos por las rodillas durante todo el trayecto, algo nerviosa por lo que ocurriría en aquella celebración.

El salón de palacio relucía a la luz de miles de candelabros, cuidadosamente colocados para que ningún espacio quedase mal iluminado. La parte más alta de la pirámide de Roma estaba en aquella estancia, luciendo sus mejores galas y sus risas forzadas. Tanto Geta como Carcalla estaban en una zona aún más exclusiva, con varias mujeres y hombres riendo y charlando en un sofá.

Gaia entró, sintiéndose como una intrusa. La música era buena, unos músicos que parecían hambrientos tocaban sin cesar. Se quedó en las esquinas, pegada a las columnas el mayor tiempo que pudo, pero Geta encontró su mirada entre la gente demasiado pronto.

ᅳ¡Lady Gaia! ᅳpegó un grito que ella sabía que era para llamar la atención de ella y de el resto de personas a su alrededor. Llegó hasta su lado y extendió la mano con gesto amableᅳ. Es un placer tenerla aquí.

Gaia mantuvo una expresión neutral, como si Geta no le hubiese obligado a venir.

ᅳEs un honor estar presente, emperador ᅳinclinó levemente la cabeza controlando su voz.

Vio como Geta le sonreía y sintió un escalofrío por todo el cuerpo. Antes de que pudiese encontrar alguna excusa para escaquearse de la conversación, él ya estaba dando voces para que el resto de personas los escucharan perfectamente.

ᅳEspero que también acepte otro pequeño honor esta noche ᅳdijo, ofreciendo nuevamente su mano, esta vez con la intención clara de invitarla a bailarᅳ. ¿Me concede este baile?

El aire pareció detenerse en el salón. Los murmullos cesaron, incluso la música pareció atenuarse, y Gaia sintió los ojos de todos sobre ella. Decir que no no era una opción. Rechazar al emperador, especialmente frente a la corte, sería un insulto imperdonable.

ᅳPor supuesto, mi señor ᅳrespondió finalmente, forzando una sonrisa.

Geta la condujo al centro del salón, donde los músicos cambiaron la melodía para dar inicio a un vals. Gaia sintió su corazón latir con fuerza mientras colocaba una mano en la suya y la otra sobre su hombro. La cercanía la ponía nerviosa pero sacó su mayor fuerza de voluntad para mantener el tipo.

ᅳEstá hermosa esta noche. Ese vestido le sienta genial ᅳcomentó él mientras guiaba el baile

Gaia alzó la vista, intentando ocultar su incomodidad.

ᅳGracias, mi señor.

Geta soltó una pequeña risa.

—Oh, Gaia, no sea tan formal, puede dejar el mi señor y el Emperador para mi hermano. Estamos entre amigos.

La palabra "amigos" le sonó como una burla directa a su cara. Mantuvo la compostura a la vez que bailaban en círculo con toda la alta sociedad observándolos como si fueran los únicos en el salón. Gaia sabía que estaban todos igual de aterrados que ella.

ᅳLa corte está fascinada con usted, ¿sabe? ᅳcontinuó Geta, bajando la voz como si compartiera un secretoᅳ. He oído a más de un senador preguntarse si acaso no sería la futura emperatriz.

El comentario la golpeó como una bofetada. Gaia lo miró, sorprendida, pero él sonreía con esa misma expresión, como si lo que acababa de decir fuera una simple broma.

ᅳNo creo que deban gastar su tiempo en rumores infundados, Emperador ᅳrespondió con firmeza.

Geta la hizo girar suavemente, y cuando volvió a tenerlo frente a ella, su sonrisa había cambiado. Ahora era más fría, más intimidante

ᅳLos rumores, mi querida Gaia, a menudo se convierten en realidades cuando provienen de mí.

La música comenzó a calmarse, marcando el final de la danza. Geta aprovechó el momento para sostenerla de la mano, como si no quisiera soltarla. Se giró hacia la multitud y alzó la voz.

ᅳDamas y caballeros ᅳanunció con teatralidad. Gaia lo miró con terrorᅳ, creo que esta noche debemos honrar no solo la belleza de esta velada, sino también la gracia y virtud de Lady Gaia.

Un aplauso cortés llenó el salón, aunque estaba claro que algunos lo hacían más por obligación que por entusiasmo. Gaia sintió su rostro arder mientras Geta continuaba.

ᅳRoma necesita figuras que representen lo mejor de nuestra sociedad, y no puedo evitar pensar que nuestra querida Gaia podría tener un papel especial en el destino de este imperio.

Gaia sintió como si el suelo se tambaleara bajo sus pies, pero se obligó a mantenerse erguida. Los murmullos surgieron al momento, esta vez más intensos. Geta acababa de demostrarle como podría arruinarle la existencia como arreglársela con cuatro palabras.

ᅳEmperador ᅳdijo con voz firme, pero Geta ni se giró a mirarla. Estaba escogiendo ignorarla, aunque estuviese a pocos centímetros de ella.

Gaia respiró hondo y su mirada se fue oscureciendo cada vez más, mientras su rostro se enrojecía. Intentó liberarse del agarre de Geta de una forma disimulada, pero le fue imposible. Tuvo que hacer un aspaviento y salir corriendo para no ser atrapada por las garras de Geta, y por la vergüenza. 

Salió corriendo del salón, sabiendo que en aquel mismo instante Geta había mandado a varios guardias tras ella. Recorrió todo el salón, escondiéndose entre la multitud y soportando las miradas. Consiguió salir de palacio e ir a las calles de Roma. El miedo aumentó al ver que ya era totalmente de noche y que los únicos que quedaban en la calle era gente con la que preferías no toparte.

Entonces escuchó como detrás de ella seguían viniendo unos guardias de palacio, así que echó a correr. Corrió por las calles embarradas de Roma, manchándose los bajos de los vestidos y la capa. Se había puesto la capucha, intentando disimularse a si misma, pero su atuendo seguía destacando con los trapos de los romanos.

Se metió por unas callejuelas, consiguiendo despistar a los guardias. O al menos eso creía, porque mientras recuperaba el aire los soldados aparecieron en la única entrada -y salida- de esa calle.

Gaia se incorporó, aterradaᅳ Volveré a palacio ᅳdijo, con voz débil.

ᅳOh, el emperador no la quiere allí de nuevo ᅳhabló uno de ellos, sacando lo que parecía ser un palo de madera pulido.

Ella se quedó paralizada. Totalmente paralizada.

NORA IS (S)TALKING . . .

me encantó este capítulo la verdad (en el siguiente se viene lo mejor de lo mejorcito, trust me)

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